DOI: https://doi.org/10.47133/respy43-25-1-1a-05    
BIBLID: 0251-2483 (2025-1), 100-142

Los itinerarios de Juan Santiago Dávalos: pensamiento, tramas intelectuales, polémicas (1941-1973)

The Itineraries of Juan Santiago Dávalos:
Thought, Intellectual Networks,
Controversies (1941-1973)


Raúl Acevedo1

1Universidad Nacional de Asunción, Facultad de Filosofía,
Asunción, Paraguay.

 

Correspondencia: rvacevedo@filouna.edu.py       

Articulo enviado: 24/3/2025

Articulo aceptado: 26/6/2025

Conflictos de Interés: ninguno que declarar.

Fuente de financiamiento: sin fuente de financiamiento.

·        Editor responsable: Carlos Anibal Peris. Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, Asunción, Paraguay.

·        Revisor 1: José Manuel Silvero.Universidad Nacional de Asunción, Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica. San Lorenzo, Paraguay .

·        Revisor 2: Gerardo Jara. Universidad Nacional de Asunción, Rectorado. San Lorenzo, Paraguay .

 Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una Licencia Creative Commons - Atribución 4.0 Internacional (CC BY 4.0).

Citación Recomendada:
Acevedo, R. (2025).  Los itinerarios de Juan Santiago Dávalos: pensamiento, tramas intelectuales, polémicas (1941-1973). Estudios paraguayos, Vol.43(1), pp.100-142. https://doi.org/10.47133/respy43-25-1-1a-05    

 


 

Resumen: El trabajo analiza la obra de Juan Santiago Dávalos, destacando su trayectoria académica y su contribución a la filosofía paraguaya y latinoamericana. Mediante un enfoque histórico y hermenéutico, se reconstruyen sus influencias intelectuales y se examinan sus escritos, subrayando tanto su valor como las polémicas que generaron en su época. Aunque su impacto fue limitado en alcance, su pensamiento dejó un legado significativo que invita a reflexionar sobre los desafíos intelectuales y culturales contemporáneos.

Palabras clave: Dávalos; filosofía paraguaya; intelectualidad; polémica.

Abstract: The paper analyzes the work of Juan Santiago Dávalos, highlighting his academic trajectory and contribution to Paraguayan and Latin American philosophy. Through a historical and hermeneutic approach, his intellectual influences are reconstructed, and his writings are examined, emphasizing both their value and the controversies they generated in his time. Although his impact was limited in scope, his thought left a significant legacy that invites reflection on contemporary intellectual and cultural challenges.

Keywords: Dávalos; Paraguayan philosophy; intellectualism; controversy.


 

Introducción

Juan Santiago Dávalos (Asunción, Paraguay, 1/05/1927 – Rocha, Uruguay, 30/01/1973) fue una figura representativa de las tragedias que han marcado la historia del pensamiento paraguayo. Al igual que otros intelectuales como Rafael Barrett (1876-1910) o Charles Quevedo (1967-2022), su vida y carrera fueron interrumpidas prematuramente, limitando el desarrollo de su obra teórica. Falleció a los 45 años durante unas vacaciones en Uruguay, víctima de un accidente automovilístico, truncando una prometedora trayectoria filosófica que, según señala Juan Andrés Cardozo (2018), era de una profundidad y alcance poco comunes en el Paraguay de su tiempo.

A pesar de su relevancia en la filosofía paraguaya, su producción intelectual no ha sido analizada en profundidad. Esto se debe a diversos factores que han dificultado su estudio y difusión. En primer lugar, sus escritos se encuentran dispersos en publicaciones tanto nacionales como internacionales, lo que complica su localización y sistematización. En segundo lugar, cuestiones de índole familiar han impedido la recopilación organizada de su producción intelectual. Además, la configuración del campo cultural e intelectual dominante posterior a la guerra del 47[1] y la falta de financiación para un proyecto integral destinado a recuperar y analizar su legado han contribuido a que su obra permanezca en relativa oscuridad. Estas limitaciones no solo resaltan las dificultades de acceso a su pensamiento, sino que también representan un desafío para quienes buscan reconstruir y valorar su contribución al pensamiento filosófico y social paraguayo. A pesar de ello, existen trabajos fragmentarios que han abordado aspectos específicos de su pensamiento, demostrando el alcance y la profundidad de su influencia.

Por ejemplo, la cuestión de la historia ha sido estudiada por Cáceres (2008, 2011) y Montero (2024), mientras que cierto modernismo desarrollista ha sido analizado por Dobrée (2009). Asimismo, el positivismo, una temática recurrente en su pensamiento, ha sido explorado por autores como Silvero (2011, 2014), Andino (2013, 2017, 2019) y en colaboración entre Silvero y Andino (2022). Por otro lado, la cuestión de la lengua, un eje central en la configuración cultural e histórica del Paraguay, ha sido trabajada por Corvalán (1976) y Melià (2013), quienes reconocen la importancia del pensamiento de Dávalos en sus estudios. Si bien estos trabajos se centran en los presupuestos filosóficos y conceptuales de la obra, aún queda una laguna en el análisis de los efectos y las repercusiones de sus ideas. Es decir, pocos estudios han abordado si las propuestas del autor generaron críticas, debates o controversias en su tiempo. Esto es fundamental para comprender el impacto real de su pensamiento, ya que el análisis de las respuestas que sus escritos provocaron, ya sean críticas o apoyos, es clave para entender la relevancia de su obra dentro del panorama filosófico y social.

El desafío pendiente radica en realizar una recuperación integral y crítica de su producción intelectual, que permita dimensionar plenamente su aporte y situarlo dentro del contexto de la filosofía paraguaya y latinoamericana. Esta tarea requiere no solo recopilar y analizar sus escritos dispersos, sino también comprender el marco histórico y epistemológico que dio forma a su pensamiento. Dávalos no trabajó en un vacío intelectual, sino que sus reflexiones se enraizaron en el terreno histórico y cultural de mediados del siglo XX, un periodo marcado por tensiones ideológicas, debates filosóficos y transformaciones sociales profundas. El análisis de su reflexión requiere una mirada arqueológica que explore tanto las influencias intelectuales que moldearon su pensamiento como los contextos y debates en los que participó. Para lograr este objetivo, se recurre al método documental, que consiste en la recopilación y organización de fuentes primarias (como textos originales, cartas y documentos históricos) y secundarias (estudios académicos, análisis y comentarios de otros filósofos). Este método resulta esencial para sistematizar su dispersa producción, permitiendo un acceso más organizado a su pensamiento y proporcionando el material necesario para su estudio crítico. A este enfoque se le suma el análisis hermenéutico-crítico, que no solo interpreta los textos, sino que también los coloca dentro del contexto histórico y social en el que fueron producidos.

Al tener en cuenta estos marcos metodológicos, el trabajo se estructura en dos grandes secciones que buscan ofrecer una comprensión integral de su trayectoria, tanto en términos de su contexto histórico y social como de su legado intelectual. El primer apartado se enfoca en el análisis del contexto histórico y social de su trayectoria académica. Se examinan sus primeros pasos en la educación, su labor como docente y su participación en la formación académica. Asimismo, se aborda su trayectoria en el ámbito académico internacional, analizando sus estudios de posgrado, su trabajo en Europa y las influencias que recibió de la filosofía europea, lo que permitió enriquecer y dar proyección a su pensamiento filosófico. El segundo apartado se dedica a realizar un análisis exploratorio de su corpus de trabajos, incluyendo tanto sus escritos más reconocidos como aquellos que, hasta el momento, no han sido objeto de un análisis profundo. Este recuento busca iluminar la amplitud y diversidad de su producción intelectual, resaltando su aporte al desarrollo de la filosofía paraguaya y latinoamericana. En este sentido, también se aborda el contexto polémico que rodeó su pensamiento, especialmente las controversias con otros intelectuales de su tiempo. En particular, se profundiza en las polémicas con Jorge Báez (h) y las críticas de Roque Vallejos, dos figuras del pensamiento paraguayo, quienes expresaron posturas críticas frente a su obra, especialmente Vallejos.

Del joven Juan Santiago al “herr professor” Dávalos: contexto histórico y social

Fue un destacado filósofo paraguayo cuya obra se inscribe en diversas corrientes filosóficas, como la fenomenología, la filosofía existencial (Jalif de Bertranou, 2009; Silvero, Galeano, Rivarola, 2010) y el neo-hegelianismo de izquierda (Cardozo, 2018). Nacido en una familia acomodada, era hijo de Alejandro Jaime Manuel Dávalos Ros y María Cristina Vierci Machain. Este entorno familiar le brindó la oportunidad de acceder a una educación de élite tanto en Paraguay como en el extranjero, lo que cimentó su sólida formación intelectual. Estudió en instituciones prestigiosas del país y en universidades internacionales, donde recibió una formación interdisciplinaria que abarcó no solamente la filosofía, sino también la sociología, la pedagogía y las ciencias políticas. Esta base educativa no solo le permitió forjar un pensamiento filosófico profundo, sino también situarse como un pensador clave en un momento de transformaciones sociales y políticas importantes en Paraguay y América Latina.

A lo largo de su carrera, se destacó no solo como filósofo, sino también como docente riguroso y comprometido con la enseñanza. Su vocación pedagógica lo llevó a tejer conexiones intelectuales que vinculaban a Paraguay con otros países de América Latina y Europa. Estas redes no solo enriquecieron su visión filosófica, sino que también contribuyeron a la expansión y profundización de su producción académica.

El siguiente inciso se propone explorar su derrotero, abordando su formación intelectual, las influencias que marcaron su obra, las tramas intelectuales en las que participó y los aspectos más destacados de su trabajo como pensador. Este análisis busca no solo resaltar su contribución a la filosofía paraguaya, sino también comprender cómo sus ideas se insertan en el contexto más amplio de la historia intelectual latinoamericana, marcada por las tensiones y los procesos de cambio social, político y cultural del siglo XX.

Primeros pasos: de la Academia literaria (1941-1944) a la Universidad de Buenos Aires (1947/8-1954)

Realizó sus primeros estudios en el prestigioso Colegio San José de Asunción, donde se destacó como uno de los estudiantes más brillantes, obteniendo la medalla de oro al graduarse como bachiller. Durante su juventud, exploró diversas facetas del arte y la literatura. En el ámbito de las artes visuales, contribuyó con ilustraciones para las portadas iniciales de la revista La Estrella entre 1941 y 1942. Este interés por el arte se complementó con su activa participación en círculos literarios y académicos. Además, fue miembro de la Academia Literaria (1941-1944)[2], el Círculo Literario (1945-1946) y la Academia Universitaria (1946-1960), espacios dirigidos por el padre César Alonso de las Heras (Gamarra Doldán, 2012a; 2012b). Mariano Llano (1998) en su libro Alonso de las Heras. Perfil de un maestro, comentaba que en 1941, por petición del padre Cipriano Oxibar, Alonso de las Heras se iba a encargar de la Academia Literaria del Colegio San José. La importancia de su rol en dicha Academia queda registrada en el primer libro de Actas de 1942, donde aparece el nombre de dos jóvenes promesas, el secretario Rafael Eladio Velázquez y el vocal Juan Santiago Dávalos. Nombres que años después tendrían gran importancia dentro del círculo intelectual paraguayo. Posteriormente, cuando los estudiantes culminaron su bachillerato, y para mantener unido al grupo, se crea en 1946, el Círculo Literario, un espacio que no poseía un reglamento ni se encontraba organizado del todo. Pero, que, con el pasar del tiempo, las propias circunstancias, llevaron a la necesidad de conformar algo más estructurado, dando paso a la famosa Academia Universitaria en 1947, cuyo lema era “la conquista del Paraguay por la cultura” (Méndez-Faith, 2008).

Respecto a la Academia Universitaria, Mariano Montero (2024a, 12 de junio) y Gamarra Doldán (2012b) destacan que fue un espacio donde exalumnos del Colegio San José debatían sobre ética, estética y la relevancia científica, en un contexto marcado por el deterioro académico de la Universidad Nacional tras la Guerra Civil de 1947, cuando los cargos docentes quedaron dominados por integrantes del gobierno de turno. En la Academia Universitaria, junto a Dávalos, participaron intelectuales y artistas de diversas élites, como Joel Filártiga, Ramiro Domínguez, Carlos Villagra Marsal, Rubén Bareiro Saguier, Adriano Irala Burgos, Laureano Pelayo García, Lorenzo Livieres Banks y Enrique Codas, además de colaboradoras como Gladys Gavilán Cálcena, Elza Wiezel, María Luisa Artecona y Victoria Alfaro. Este grupo es reconocido como la Generación del 50 por su impacto en la vida intelectual y cultural de Paraguay (Pérez-Maricevich, Roldan Martínez, Colmán Llano, Sosa Rabito, Ruiz Diaz., 2010; Suárez, 2011) y de la cual, por más que se asocie en plano literario, desde la filosofía Dávalos formaba parte de ella, sin restar importancia, a Adriano Irala Burgos, Laureano Pelayo García y Lorenzo Livieres Banks.

Con su título de bachiller en mano, y por influencia directa de su padre, comenzó sus estudios en Medicina, aunque abandonó esta carrera al poco tiempo. Posteriormente, entre 1947 y 1948, emprendió un viaje a Buenos Aires para matricularse en la Licenciatura en Filosofía y Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Completó sus estudios en 1954, obteniendo el título de Licenciado en Filosofía y Pedagogía. Este logro marcó el inicio formal de su trayectoria como filósofo, investigador y docente, sentando las bases para su posterior contribución al ámbito filosófico en Paraguay.

Durante su formación en la UBA, tuvo la oportunidad de estudiar con figuras destacadas del ámbito filosófico, como Francisco Romero, Carlos Astrada y Miguel Ángel Virasoro, quienes dejaron una huella significativa en su desarrollo intelectual. Estos pensadores fueron claves en la consolidación de la filosofía argentina, especialmente en el contexto de la reforma universitaria de 1918, el Congreso de Filosofía de 1949, y el inicio de un diálogo intercultural con la tradición filosófica alemana, particularmente a través de Astrada (Ruvituso, 2015). Este entorno académico le permitió adentrarse en los textos de filósofos fundamentales como Kant, Hegel, Schiller, Husserl y Heidegger, además de autores españoles como Ortega y Gasset y Unamuno. Estas lecturas lo vincularon con corrientes filosóficas predominantes en la UBA de la época, tales como el idealismo alemán, la fenomenología existencial, el historicismo y el existencialismo, las cuales marcaron profundamente su pensamiento y obra posterior.

En Buenos Aires, tuvo una participación activa en diversos espacios de reflexión y debate filosófico. Fue miembro del Centro de Estudiantes Paraguayos en Buenos Aires, una organización fundada en 1946 por Juan Stefanich Irala, que se destacó como un núcleo de actividad intelectual y cultural para los paraguayos residentes en la capital argentina. Dentro de esta agrupación, formó parte de la Comisión Editorial de la Revista Pulso[3], órgano oficial del Centro de Estudiantes Paraguayos, donde publicó varios artículos que reflejan su inquietud filosófica y su compromiso con las problemáticas regionales. Gracias a los archivos obtenidos de la Universidad Libre de Berlín, especialmente su curriculum (Gastdozentenakte_Davalos, s.f.), se puede corroborar que, entre las contribuciones, en la Revista Pulso destacan: “Del movimiento de la vida” (1948): Un ensayo que aborda cuestiones existenciales y ontológicas desde una perspectiva crítica. “Aproximación a Heidegger” (1949): Primer texto sobre la figura alemana que posteriormente será clave en su pensamiento. “Problemas sudamericanos” (1950): Una reflexión sobre los desafíos políticos y culturales de los países de la región en el contexto de la posguerra. Además de sus escritos para la Revista Pulso, amplió su alcance publicando en otras revistas. En la revista argentina Agón, escribió el artículo titulado “El Greco y el misticismo español” (1949), donde analiza la relación entre la obra del pintor y la espiritualidad de su época, demostrando su interés por los vínculos entre arte y filosofía. También escribió en Buenos Aires las obras “Política educacional de Juan Bautista Alberdi” (1953) y “Espíritu, cuerpo y devenir en Nietzsche” (1954). Sin embargo, sobre estos dos trabajos se dispone de poca información, lo que resalta la necesidad de futuras investigaciones que permitan esclarecer su contenido, contexto y relevancia en el desarrollo del pensamiento del filósofo paraguayo. Estos textos podrían ofrecer claves importantes sobre su interpretación de Alberdi y Nietzsche, así como sobre su contribución al debate filosófico y educativo de la época.[4]

Docencia y periodo de formación doctoral: entre Paraguay y Europa (1955-1960)

Al regresar al Paraguay en 1955, se destacó como docente en reconocidos colegios del país, que incluyen el Colegio Nacional de la Capital (CNC), el Colegio Goethe y el Colegio Internacional. También fue docente en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, donde enseñó las cátedras de Sociología (1957) y Filosofía (1958-1960). Su trabajo en estas instituciones le permitió compartir su vasto conocimiento filosófico y pedagógico, contribuyendo al desarrollo intelectual de generaciones de estudiantes.

Enrique Codas, amigo cercano y colega, menciona en su libro En los caminos de la historia, que durante ese periodo frecuentaba la Academia Universitaria para conversar con él. Según Codas, estas reuniones eran momentos significativos para disfrutar de la “rica erudición filosófica” de Dávalos, así como de su “peculiar personalidad” (Codas, 2002, p. 246). Asimismo, Codas (2002) destaca que su amigo ya se encontraba inmerso en un estudio profundo de la obra de Heidegger, marcando una orientación hacia el análisis de la filosofía existencial y fenomenológica en su trayectoria intelectual. Es particularmente relevante la anécdota que Codas (2002) menciona, según la cual fue Dávalos quien lo incentivó a adentrarse en la filosofía heideggeriana, sugiriéndole abordar esta perspectiva como una vía para enriquecer su comprensión filosófica. Este relato subraya la capacidad del autor, no solo como un estudioso comprometido, sino también como un catalizador intelectual en su entorno inmediato, fomentando el desarrollo del pensamiento crítico y filosófico en el Paraguay de mediados del siglo XX.

Durante su periodo como docente, entre 1955 y 1956, fue beneficiado con una beca otorgada por el Instituto de Cultura Hispánica (ICH). Esta oportunidad le permitió realizar estudios en Filología Española, Filosofía Moderna y Escolástica en la Universidad de Madrid. En este mismo periodo, obtuvo el Certificado del Instituto de Estudios Políticos (IEP) de Madrid, ampliando su formación en el campo político-filosófico. Montero (2024a, 12 de junio) destaca que la relación entre la intelectualidad paraguaya y el ICH es un fenómeno particular y poco explorado. Por ejemplo, Rafael Eladio Velázquez, contemporáneo suyo, también viajó a Madrid en calidad de becario del ICH. Según Montero (2024a, 12 de junio), Velázquez eventualmente se alineó con los postulados del hispanismo nacional católico, una corriente vinculada al franquismo español. De manera similar, Julio César Chaves, otro destacado historiador paraguayo, también adoptó esta línea ideológica, como lo detalla Montero (2024b) en su trabajo “Soldado de la Hispanidad: Julio César Chaves y su giro hispanista (1956-1972)”. Ambos casos ilustran la influencia del ICH y el IEP como instrumentos de promoción cultural e ideológica del franquismo. En el caso de Dávalos, aunque participó en actividades relacionadas con estas instituciones—como una conferencia presentada en 1959 en el Instituto Paraguayo de Cultura Hispánica (Montero, 2024a)—, su trayectoria intelectual tomó un rumbo distinto al de Velázquez y Chaves. Se mantuvo independiente de las corrientes predominantes del hispanismo nacional católico, optando por explorar otras perspectivas filosóficas.

A su vuelta a Paraguay, en 1960, defendió su tesis doctoral, titulada La obra de arte como acontecimiento de la verdad, según Martín Heidegger, en la Universidad Nacional de Asunción, bajo la dirección de Laureano Pelayo García. Recuerda Codas (2002) que mientras él leía laboriosamente al filósofo alemán, “veía a Juan Santiago Dávalos convivir —literalmente, vivir con— el pensar de Heidegger, convivencia que duró años de intensa y personal reflexión” (p. 255). Dávalos leía a Heidegger en su lengua original, enfatiza Codas (2002), citando frases o realizando referencias a la literatura crítica de la época. Todo ese arduo trabajo se vio reflejado en su tesis. Es aquí donde aparece una anécdota muy particular respecto a la defensa de la tesis doctoral del heideggeriano paraguayo, que oportunamente Codas (2002) pudo registrar:

Aquella tesis, presentada en 1960, fue apenas escuchada por los integrantes de la mesa y, a juzgar por los escasos comentarios que provinieron de ella, poco conocida. Interrumpían la exposición del autor con observaciones como ésta: «Esa es la tesis de Heidegger. ¿Cuál es su tesis de usted?». El propósito de la tesis no era hacer una contribución original sobre el tema, sino proponer una lectura de la obra de Heidegger hasta entonces, para así aproximarse a su pensar del arte como acontecimiento de la verdad. En ello, su valor era patente. Dicha lectura era una tesis en la más exigente tradición y práctica académica de la palabra. Constituía una hermenéutica rigurosa, vastamente documentada, lógicamente argumentada, profunda y ardua casi tanto como los textos comentados, pero lúcida en la revelación de su verdad. Como tal, era un ejemplo de autenticidad académica. El autor lo sugiere en el prólogo: «Sin embargo, estamos tranquilos al saber que nuestras investigaciones fueron realizadas con amor y honradez…», palabras que parecían anticipar la inacadémica reacción a ella. Es que Juan Santiago Dávalos también había desocultado el inauténtico mundo académico de aquella universidad en tiempos de ignominia. (Codas, 2002, p. 257, cursivas añadidas)

La anécdota de la tesis sobre Heidegger no debe ser pasada por alto, ya que su figura representaba una novedad absoluta en el escenario académico paraguayo de la época[5]. Este hecho ponía de manifiesto una notable carencia en el conocimiento y la incorporación de los debates contemporáneos de la filosofía a nivel local. La generación a la que pertenecía Dávalos, marcada por sus antiguos compañeros de la Academia Universitaria, también revela un panorama diverso en cuanto a intereses y orientaciones intelectuales.

Por ejemplo, Laureano Pelayo García, quien fuera su tutor, presentó en 1955 su tesis doctoral titulada Las ideas estéticas de Esteban Arteaga. Contribución de Arteaga al nacimiento de la estética en España, en la Universidad de Madrid. Este trabajo se enmarcaba dentro de una tradición más clásica, enfocada en la historia de las ideas y las contribuciones estéticas en el contexto español. En contraste, Adriano Irala Burgos, otra figura destacada de esa generación, realizó contribuciones significativas al pensamiento filosófico desde una perspectiva humanista. En 1960, defendió su tesis de maestría en filosofía titulada Relaciones entre la teoría y la praxis en El Capital de Karl Marx en la Universidad Católica de América, Washington D. C. Su investigación abordó temas de filosofía política y económica, explorando la relación entre teoría y praxis en la obra marxista desde un enfoque reflexivo y profundo. Posteriormente, en 1972, Irala Burgos culminó su tesis doctoral en la Universidad Católica de Lovaina, titulada La relación entre la teoría y la praxis en los manuscritos económico-filosóficos de 1844 de Karl Marx, bajo la dirección del destacado filósofo belga Jean Ladrière. Este trabajo amplió su análisis del pensamiento marxista temprano, poniendo énfasis en los aspectos éticos y antropológicos presentes en los manuscritos, consolidando así su aporte al estudio de Marx desde una óptica filosófica y humanista.[6]

En este contexto, Dávalos se posicionó como una figura singular que, en lugar de alinearse exclusivamente con alguna de estas corrientes, optó por una exploración filosófica más amplia, que incluía el estudio de autores modernos y contemporáneos como Heidegger. Este enfoque, aunque poco comprendido en su tiempo, subrayaba la necesidad de renovar el horizonte filosófico local mediante la incorporación de debates globales y actuales. Sin embargo, este proceso no pudo desarrollarse plenamente debido al contexto histórico y político que vivía el Paraguay bajo el régimen de Stroessner.

Periodo de investigación internacional y docente invitado: travesías entre Paraguay y Alemania (1960-1971)

En apartados previos se ha destacado la significativa contribución de Dávalos como docente, tanto en reconocidos colegios de Asunción como en la Facultad de Filosofía de la UNA. Otro momento destacado de su trayectoria fue la defensa de su tesis doctoral en la UNA, un hito que marcó su consolidación como académico de prestigio en el ámbito filosófico paraguayo. El recorrido académico, que abarcó desde sus estudios iniciales en Buenos Aires y Madrid hasta su defensa doctoral en Paraguay, refleja una constante dedicación a la docencia, la investigación y el diálogo intelectual, pero que no termina ahí.

Por un lado, en 1960, obtuvo el Certificado de Alemán en la sede del Instituto Goethe, localizada en la ciudad de Brilon, en la región de Westfalia, Alemania. Este logro marcó un paso importante en su formación académica, al capacitarse para acceder directamente a las obras de los filósofos alemanes en su idioma original. La experiencia en el Instituto Goethe no solo fortaleció su dominio lingüístico, sino que también le permitió familiarizarse con el contexto cultural alemán, un aspecto clave para la comprensión profunda de la tradición filosófica que estudió. Posteriormente, en 1962, completó sus estudios de inglés en el European Language and Educational Centre, ubicado en Bournemouth, Inglaterra. Este segundo hito académico evidenció su compromiso continuo con la rigurosidad intelectual, dotándolo de herramientas lingüísticas adicionales para leer e interpretar textos filosóficos anglosajones en su idioma original, es este aspecto, subrayaba Cardozo (2018), que Dávalos leía asiduamente a Bertrand Russell, lo que refleja su interés por ampliar su horizonte intelectual más allá de la filosofía continental.

Por otro lado, tras la defensa de su tesis doctoral, dedicó sus esfuerzos a la profundización de sus estudios en filosofía alemana, lo que lo llevó a explorar directamente en el país de origen de esta tradición intelectual. Entre 1960 y 1962, fue beneficiado con una prestigiosa beca otorgada por la Alexander von Humboldt-Stiftung, lo que le permitió realizar investigaciones en la Universidad Humboldt de Berlín. Durante este periodo, centró su atención en el idealismo alemán, con un énfasis particular en la obra de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, cuya filosofía marcó significativamente su trayectoria intelectual. Durante este periodo, no solo tuvo acceso a las fuentes primarias de la filosofía alemana, sino que también se integró a un ambiente académico permeado por debates sobre la recepción del pensamiento hegeliano y su influencia en la fenomenología, el existencialismo y los albores de la teoría crítica.

Como parte de su proyección internacional, participó en el IV Congreso Internacional sobre Hegel celebrado en Ginebra en 1962, organizado por la Hegel-Gesellschaft (Sociedad Hegeliana), con una disertación titulada “Hegel in Latein-Amerika” (Beyer, 1970, p. 331). Este evento, de alto prestigio académico, constituye un contexto crucial para comprender el alcance de sus posibles aportaciones al estudio de Hegel. En dicho evento, cuenta Dávalos (1969a), participaron también Karl Löwith, Roger Garaudy, entre otros.

Existen dos cartas documentadas en el repositorio digital de la Biblioteca de la Universitat de Girona, DUGi Font Especial[7], que dan cuenta de la correspondencia entre Dávalos y el filósofo español José Ferrater Mora. En estas misivas, describe la tarea que le fue encomendada por la Hegel-Gesellschaft: la elaboración de un Referat titulado "Probleme der Hegelbeschäftigung in Lateinamerika" (Problemas de la recepción de Hegel en América Latina). Este encargo no solo subraya la relevancia del trabajo en la difusión y estudio del pensamiento hegeliano en América Latina, sino que también pone de manifiesto la visibilidad que había alcanzado su labor en los círculos filosóficos internacionales. La solicitud de la Hegel-Gesellschaft está estrechamente vinculada a la presentación que el autor realizó en el IV Congreso Internacional sobre Hegel, celebrado en Ginebra. En este sentido, el encargo del Referat no solo respondía a la necesidad de abordar la limitada recepción de Hegel en América Latina, como señalaba el propio Dávalos en su correspondencia, sino que también reflejaba su compromiso con la inserción del pensamiento latinoamericano en el diálogo global sobre la filosofía hegeliana.

La primera carta intercambiada entre Dávalos y Ferrater Mora está fechada el 21 de junio de 1962. En este documento, menciona las dificultades que enfrentaba en su investigación debido a la escasez de bibliografía específica sobre Hegel disponible en América Latina y a la limitada atención directa que el filósofo alemán había recibido en los círculos académicos de la región. Según Dávalos (1962a), la falta de un estudio profundo sobre la filosofía hegeliana representaba un desafío significativo, razón por la cual solicitaba consejo y recomendaciones a Ferrater Mora para avanzar en su trabajo. En su carta, enfatiza que, si bien los filósofos en América Latina suelen citar a Hegel con frecuencia en sus escritos, son escasos los esfuerzos de reinterpretación e investigación exhaustiva sobre su obra. Como señala el autor: “esto no significa que quienes se ocupan con filosofía en Latinoamérica no citen frecuentemente a Hegel en sus trabajos. Pero un esfuerzo de re-pensamiento e interpretación exclusivos de Hegel es casi nulo” (Dávalos, 1962a). En su correspondencia, menciona a Carlos Astrada y Miguel Ángel Virasoro, antiguos profesores suyos en la Universidad de Buenos Aires, como excepciones notables en el ámbito latinoamericano. Hace referencia a obras como Hegel y la dialéctica (1956) y Marx y Hegel: Trabajo y alienación en la Fenomenología y en los Manuscritos (1958) de Astrada, así como La lógica de Hegel (1932) de Virasoro, textos que exploran directamente la filosofía de Hegel desde una perspectiva crítica y no se limitan a replicar interpretaciones de comentadores clásicos.

La segunda carta está fechada el 23 de julio de 1962 y constituye una respuesta a la comunicación previa de José Ferrater Mora. En esta misiva, Dávalos confirma una hipótesis clave que ambos compartían: la limitada bibliografía y atención crítica sobre la recepción de Hegel en América Latina. En sus propias palabras, expresa: “me alegra que usted confirme mis sospechas; pero la contrapartida de esta felicidad es una cierta melancolía al saber ahora que, efectivamente, son muy pocos quienes se han ocupado sería y directamente con Hegel en Latinoamérica (Dávalos, 1962b). En esta carta, destaca el papel mediador de Sartre en la aproximación a Hegel, un aspecto aparentemente señalado por Ferrater Mora en su respuesta previa. Este comentario refleja una dimensión importante del panorama filosófico de la época: la influencia existencialista en la lectura de los clásicos del idealismo alemán. Sartre, como figura clave del existencialismo, sirvió para algunos pensadores como una puerta de entrada al sistema dialéctico hegeliano, aunque con un enfoque marcadamente francés. Asimismo, vuelve a mencionar a su antiguo profesor Carlos Astrada, esta vez para puntualizar dos aspectos. Por un lado, subraya sus discrepancias con los trabajos más recientes de Astrada. Por otro, resalta una obra temprana del pensador argentino, Hegel y el presente. Idealismo absoluto y finitud existencial (1931). Dávalos enfatiza la fecha de publicación de este escrito, ya que coincide con un momento crucial en la historia intelectual argentina: el auge del combate antipositivista. Este contexto marca el inicio de un cambio de paradigma en las universidades argentinas, donde el positivismo, hasta entonces dominante, comenzó a ser cuestionado en favor de enfoques más humanísticos y filosóficamente amplios.

Esta segunda carta no solo enriquece el conocimiento sobre las redes de intercambio intelectual entre América Latina y Europa, sino que también aporta elementos clave para comprender la formación y los intereses en sus investigaciones sobre Hegel. Además, refleja la dedicación del filósofo a fomentar una aproximación rigurosa y original a Hegel, así como su preocupación por la carencia de estudios sistemáticos en la región. La correspondencia refleja cómo situaba sus estudios en el marco más amplio del debate filosófico contemporáneo, intentando establecer un puente entre la tradición europea y las realidades intelectuales de América Latina[8].

En 1963, fue nuevamente beneficiado con una beca, esta vez por la Friedrich Ebert-Stiftung, para participar en un seminario latinoamericano. Este evento ofreció una plataforma para el intercambio de ideas con intelectuales de la región y reflejó su interés por articular el pensamiento filosófico europeo con los desafíos y contextos latinoamericanos. En una entrevista concedida a La Tribuna en 1967, expresa lo siguiente: 

Estudié cuatro semestres (en Alemania, en la Universidad se estudia por semestres, no por años), bueno, estudie cuatro semestres en la Universidad de Friburgo, con el profesor Eugen Fink. La materia fue “Idealismo Alemán” y, además, más profundicé en la filosofía de la existencia de Heidegger. También participé de seminarios de Historia de Arte, Sociología y Lingüística. Temas realizados en la Universidad de Colonia y en la Tubinga hasta 1965. (Dávalos, 1967a, p. 10)

Estas instituciones, reconocidas internacionalmente por su contribución al desarrollo del pensamiento filosófico occidental, se convirtieron en escenarios cruciales para la formación intelectual del paraguayo. Su estancia en universidades de renombre como Berlín, Friburgo, Colonia y Tubinga, así como su contacto directo con destacados académicos como Eugen Fink, Karl Ulmer, Karl Barth y Karl Jaspers, le brindó una formación muy rigurosa y heterogénea. En particular, su inmersión en el idealismo alemán y la filosofía de la existencia de Heidegger reflejan un interés profundo por las corrientes filosóficas que marcaron la primera mitad del siglo XX.

Tras su estancia en Alemania, regresó a Paraguay, donde retomó su labor docente con un notable dinamismo. Entre 1967 y 1968, desempeñó un papel destacado en varias instituciones educativas, lo que refleja su compromiso con la enseñanza y la formación filosófica en el país. Durante este periodo, impartió cátedras de Filosofía en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Asunción (UCA), además de dictar Sociología del Conocimiento en el Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales. Asimismo, continuó su labor en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), donde se encargó de la cátedra Introducción a la Filosofía. También integró la Comisión de Doctorado en la Facultad de Filosofía de la UNA.

De igual manera, participó activamente en la organización de seminarios y conferencias, consolidando su rol como un promotor del pensamiento crítico en Paraguay. Cabe destacar su colaboración con el Centro de Estudios Brasileros, una extensión cultural de la Misión Cultural Brasileña. Allí dictó seminarios clave, como “Metodología del trabajo filosófico” en 1968 y “Tres momentos en la filosofía de Hegel” en 1969, donde exploró aspectos fundamentales del pensamiento hegeliano, destacando su influencia en la construcción del idealismo alemán. Entre las actividades más relevantes de este período, Montero (2024c) menciona:

En 1968, por ejemplo, impartió un seminario sobre “Metodología del trabajo filosófico” (...), en donde analizó a Locke, Hegel y Heidegger. Al año siguiente, (...), desde el 31 de mayo hasta el 2 de agosto de 1969, junto a Lorenzo Livieres Banks y Jorge Neistein dictó un seminario titulado “Tres momentos en la filosofía de Hegel”. Y el 17 de octubre de 1969, en la sede del Partido Demócrata Cristiano (PDC), dictó la conferencia “La problemática que presenta Marcuse en el mundo actual y en la política”. (Montero, 2024c, cursivas añadidas)

Estas actividades coinciden con las declaraciones del escritor paraguayo Guido Rodríguez Alcalá, quien, en una entrevista, destacó la relevancia del Centro de Estudios Brasileros en aquellos años. Según Rodríguez Alcalá, en dicho espacio cultural enseñaron destacados intelectuales como Livio Abramo, José Neistein y Juan Santiago Dávalos (Suárez, 2006, p. 458). Este reconocimiento subraya la importancia de este centro como un núcleo para la difusión de ideas y metodologías innovadoras en el ámbito cultural y académico de Paraguay.

El impacto de las actividades de Dávalos en este contexto se refleja en sus propias palabras. En una entrevista publicada en el suplemento cultural de ABC Color en 1969, mencionó el éxito del seminario titulado “Metodología del trabajo filosófico”. Este evento, según él mismo señaló, fue tan bien recibido que motivó a organizar un nuevo seminario en colaboración con Livieres Banks y José Neistein, esta vez centrado exclusivamente en la figura de un filósofo: Hegel. La elección de Hegel como tema principal del seminario no fue casual. Según Dávalos (1969d), esta decisión se basó en la profunda relevancia histórica y filosófica del pensador alemán. Para fundamentar esta perspectiva, citó un pasaje de Sentido y sentido de Maurice Merleau-Ponty, donde se resalta la influencia de Hegel en las principales corrientes intelectuales del siglo XX:

Hegel está en el origen de todo lo que se hizo grande desde hace un siglo —por ejemplo, del marxismo, de Nietzsche, de la fenomenología, del existencialismo alemán, del psicoanálisis. Él inaugura la tentativa de explorar lo irracional y de integrarlo en una razón ampliada, que queda como la tarea de nuestro siglo. (...) Se podría decir sin paradoja que dar una interpretación de Hegel es tomar posición frente a todos los problemas filosóficos, políticos y religiosos de nuestro siglo. (Dávalos, 1969d, p. 6)[9]

El seminario titulado “Tres momentos en la filosofía de Hegel” representó una de las contribuciones más destacadas de Dávalos al debate filosófico en Paraguay. Este evento fue cuidadosamente diseñado y estructurado en tres áreas principales: fenomenología, lógica y estética. Cada una de estas áreas se subdividió en temas específicos que fueron abordados de manera integrada, culminando con una mesa redonda donde los participantes discutieron las conexiones entre las tres dimensiones del pensamiento hegeliano. En total, el seminario constó de diez clases. La división de responsabilidades entre los organizadores reflejó una clara especialización en los temas tratados. Dávalos tuvo a su cargo el desarrollo de la fenomenología, explorando las profundas implicaciones epistemológicas y ontológicas de la obra de Hegel. Livieres Banks se ocupó de la lógica, un área clave para entender la estructura del sistema hegeliano y su método dialéctico. Finalmente, José Neistein abordó la estética, analizando su relevancia en la obra de Hegel y su impacto en las teorías del arte y la cultura.

Este seminario marcó un hito en el ámbito académico paraguayo al introducir un análisis sistemático y profundo de la filosofía hegeliana, integrándose a los debates locales e internacionales. Además, la inclusión de una mesa redonda permitió un diálogo interdisciplinario, que enriqueció tanto a los asistentes como a los expositores. Tal como señaló Dávalos (1969d) en sus reflexiones posteriores, el seminario buscaba no solo difundir las ideas de Hegel, sino también fomentar una reflexión crítica que permitiera repensar los problemas filosóficos, políticos y culturales desde la perspectiva de América Latina.

El 5 de enero de 1970, Horst Baader, especialista en Literatura Española y miembro del Departamento de América Latina y del Seminario de Idiomas Románicos de la Universidad Libre de Berlín, dirigió una carta al rector de la universidad, Rolf Kreibich, con mediación del decano de la Facultad de Filosofía, Otto von Simson. En dicha carta, Baader solicitaba formalmente la invitación de Dávalos para ocupar el puesto vacante de Profesor Visitante, tras el nombramiento de Heinz Schulte-Herbrüggen como miembro del Consejo Científico y Profesor en el Seminario de Idiomas Románicos.

Baader subraya en la carta:

Durante mi estancia en Asunción/Paraguay, hace poco más de dos meses, conocí al Sr. Juan Santiago Dávalos, quien tiene una excelente reputación como filósofo y conocedor de la historia intelectual latinoamericana. Ha estudiado, entre otras cosas, en Alemania y habla y escribe nuestra lengua perfectamente. (...) Con él, ganaríamos un académico destacado y un experto en la historia, filosofía, literatura y política del área del Río de la Plata. (Baader, 1970, enero 5).

Este documento no solo refleja el reconocimiento que Dávalos había alcanzado en el ámbito académico paraguayo e internacional, sino también la importancia de las redes intelectuales que estableció durante su carrera. La recomendación de Baader resalta su experiencia en Alemania, su dominio del idioma alemán y su conocimiento profundo de la historia cultural e intelectual del Río de la Plata.

La invitación oficial llegó el 5 de febrero de 1970, exactamente un mes después de que el profesor Baader enviara su carta inicial recomendándolo como Profesor Visitante. La comunicación oficial fue enviada por el Dr. Uwe Wesel, entonces vicepresidente de la Universidad Libre de Berlín. En dicha misiva, Wesel expresa formalmente la invitación, indicando que la propuesta surge a solicitud de la Facultad de Filosofía de la institución. Según se detalla en el documento:

Por solicitud de la Facultad de Filosofía de la Universidad Libre de Berlín, tengo el honor de invitarlo a desempeñarse como Profesor Visitante en Berlín. Según me ha informado el colega Baader, sería muy bien recibido que usted aceptara venir a Berlín a partir del 1 de abril de 1970, inicialmente por un año, para dictar clases en nuestro Departamento de América Latina. (Wesel, 1970a, febrero 5)

Además de destacar el prestigio y la valoración académica de Dávalos, la carta incluye detalles fundamentales sobre las condiciones del nombramiento. Entre ellas, se define el monto del salario que percibirá durante su estancia en Berlín, así como la cobertura de los costos del viaje de ida y vuelta desde Asunción, Paraguay, a Berlín, en clase económica o turista. La Universidad también expresa su disposición para asistir al profesor en la búsqueda de un alojamiento adecuado, demostrando así un interés no solo en sus aportes académicos, sino también en facilitar su integración en el entorno universitario y cultural de Berlín.

Ya instalado en la Universidad Libre de Berlín, Dávalos inició su labor académica en abril, mes en que dio comienzo a su primer seminario titulado “El esteticismo como ética y política en Latinoamérica”. Este seminario abarcó tres conferencias que exploraron diversas facetas del pensamiento y la cultura latinoamericana: 1) Rodó y el modernismo; 2) El positivismo como ideología: José Ingenieros (Argentina), Justo Sierra (México), Cecilio Báez (Paraguay); 3) El nacionalismo como ideología: La obra de Natalicio González (Universidad Libre de Berlín, 1970a). Gracias al documento número 134 de las comunicaciones para profesores y estudiantes, entre el 1 y 15 de julio de 1970, dio el mismo seminario, con las conferencias respectivas (Freie Universität Berlin, 1970a, p. 791).

En el transcurso de ese mismo año, llevó a cabo otro seminario titulado “Latinoamérica: Literatura y sociedad en el novecientos”, cuyo objetivo principal era explorar las conexiones entre la producción literaria y los procesos sociales en América Latina durante el siglo XX. Este seminario incluyó al menos dos conferencias: 1) Jorge Luis Borges: Temas, estilos y filosofía; 3) Lectura y comentario de La Babosa de Gabriel Casaccia (Freie Universität Berlin, 1970a). No se cuenta con información sobre una posible segunda conferencia dentro de este seminario, puesto que los documentos disponibles solo mencionan explícitamente los títulos de la primera y la tercera. En la “Lista de Nombres y Cursos. Semestre 1970” de la Universidad Libre de Berlín (1970b), tampoco se registra evidencia de una conferencia intermedia. Esto sugiere que Dávalos probablemente solo impartió dos conferencias en este seminario, a diferencia de las tres que ofreció en su primer curso del mismo año. La ausencia de una tercera conferencia podría deberse a múltiples factores, como limitaciones de tiempo, cambios en el programa o la pérdida de documentación.

A finales de 1970, logró una extensión de su contrato en la Universidad Libre de Berlín por un año más, lo que le permitió continuar como profesor invitado durante el semestre de verano de 1971. Este hecho queda documentado en una carta enviada el 16 de diciembre de 1970 por el Dr. Uwe Wesel, vicepresidente de la universidad, donde señala: "A petición del Consejo del Instituto Central de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín, me gustaría invitarlo a continuar trabajando como profesor invitado en nuestra universidad durante el próximo semestre de verano de 1971" (Wesel, 1970b). Con esta ampliación de su estadía, comenzó a estructurar su siguiente seminario para el semestre de verano de 1971. De acuerdo con la “Lista de Nombres y Cursos. Semestre 1971” de la Universidad Libre de Berlín, el filósofo paraguayo impartió tres conferencias los días 21, 22 y 23 de abril en el Zentralinstitut für Lateinamerika (Instituto Central para América Latina), dentro del área de literatura y lingüística. Las conferencias ofrecidas fueron las siguientes: 1) El pensamiento de Alberdi y Sarmiento; 2) El indigenismo en el ensayo latinoamericano; 3) Lectura y comentario de “El trueno entre las entre hojas”, de Augusto Roa Bastos (Freie Universität Berlin, 1971).

La participación de Dávalos en estos seminarios no sólo consolidó su presencia académica en la Universidad Libre de Berlín, sino que también subrayó su capacidad para conectar el pensamiento latinoamericano con una audiencia europea, fortaleciendo los lazos académicos y culturales entre ambas regiones.


 

El pensamiento en tensión: entre publicaciones y disputas

En la sección precedente, se llevó a cabo una reconstrucción detallada de la trayectoria académica de Dávalos, destacando los hitos más relevantes en su formación y carrera profesional. Este análisis incluyó tanto su educación nacional, cimentada en instituciones que reflejan el contexto intelectual y cultural de Paraguay, como su formación internacional, que amplió significativamente su horizonte académico. Se exploró su rol como docente, subrayando su participación en prestigiosos colegios paraguayos, y su posterior incursión en la enseñanza universitaria. Asimismo, se abordó su experiencia en Alemania, específicamente en la Universidad Libre de Berlín, donde su desempeño como profesor invitado marcó un hito en su carrera. Durante su estancia en dicha institución, impartió seminarios y conferencias que conectaron las tradiciones intelectuales de América Latina con una audiencia europea.

La obra fragmentada: artículos, ensayos y el libro inédito

La trayectoria intelectual de Dávalos se complementa con una prolífica producción escrita, publicada en revistas académicas, suplementos culturales y periódicos, especialmente desde finales del cuarenta hasta lo largo del sesenta. Sin embargo, a pesar de su relevancia, estos escritos han recibido poca atención analítica y no han sido objeto de una recopilación exhaustiva hasta el presente. Este aspecto constituye una deuda pendiente en los estudios sobre su obra, pues sus textos reflejan tanto la profundidad de su pensamiento como su capacidad para abordar cuestiones centrales de la filosofía, la sociología y la cultura paraguaya.

Entre sus contribuciones más conocidas y citadas se encuentran:

-        “Cecilio Báez como ideólogo” (1967b): Publicado en la mítica revista Alcor, este texto ofrece un análisis del pensamiento de Cecilio Báez, destacando su papel como ideólogo en el contexto político e intelectual del Paraguay. La elección de Báez como objeto de estudio resalta el interés de Dávalos por comprender las raíces ideológicas del país desde una perspectiva crítica[10].

-        “El problema de la historia del Paraguay” (1967c): Escrito en coautoría con Lorenzo Livieres Banks y publicado en la Revista Paraguaya de Sociología, este artículo aborda los desafíos de construir una historiografía nacional, cuestionando las interpretaciones tradicionales y proponiendo un marco analítico que vincula la historia con las estructuras sociales[11].

-        “Ideología y cambio social” (1967)[12]: También publicado en la Revista Paraguaya de Sociología, este texto profundiza en la relación entre las ideologías predominantes y los procesos de transformación social en Paraguay, ofreciendo una reflexión crítica sobre los factores que condicionan el desarrollo y el cambio en el país.

-        “Las lenguas del Paraguay” (1969)[13]: En este ensayo, nuevamente en coautoría con Lorenzo Livieres Banks, publicado en Mundo Nuevo, Dávalos examina la coexistencia y las dinámicas de las lenguas guaraní y español en Paraguay. Este texto es notable por su enfoque interdisciplinario, combinando elementos sociolingüísticos, históricos y políticos para analizar una de las características culturales más distintivas del país.

Estos cuatro escritos, como bien se ha dicho, son los más citados dentro del circuito filosófico y social. Pero indudablemente eso no agota la producción. Ya se mencionaron algunos artículos publicados en las revistas Pulso y Agón en Buenos Aires, que va de 1948 a 1950. Gracias al archivo de la Universidad Libre de Berlín (Gastdozentenakte_Davalos. s.f.), se sabe que ha publicado también “Las imágenes del hombre y Nietzsche” en El País, el 29 de enero de 1955; “Política educacional de Juan Bautista Alberdi” (1953) y “Espíritu, cuerpo y devenir en Nietzsche” (1954) en Buenos Aires. En 1957, pública “Nosotros y el presente” en la revista El Internacional y “Ortega aquí y ahora” en la revista Alcor, ambos de Asunción.

Después de la presentación de su tesis doctoral en 1960 y a su vuelta de sus estudios de postdoctorales, entre 1967 y 1969, publica en el Suplemento Cultural de ABC, Criterio, Alcor, Comunidad y La Tribuna. En el Suplemento Cultural publica “Motivos de Rodó” (1967); “El intelectual y la modernización” (1967); “Una crítica a Sartre” (1968); “Hegel en la Argentina” (1969); “El Apolo II, la razón y Frankenstein” (1969); “Pedagogía de una polémica. Ortega contra Unamuno” (1969). En Alcor público “Schiller y Rodó” y en Criterio “Nota sobre la Universidad”, ambos en 1968. En el semanario Comunidad pública “La Universidad como problema” (1968) y “Diálogo con Marcuse” (1969). Mientras que en La Tribuna, pública en 1968, “Las memorias de un ciudadano de muchos mundos. Hans Kohn, historiador del nacionalismo”; “La libertad y la raza” y “Europa ante el reto americano”; en 1969, “De nuevo, el positivismo” y “Ciencia y existencia”.

La producción intelectual de Dávalos va mucho más allá de los cuatro textos más citados en el ámbito filosófico y social. Su obra comprende una vasta cantidad de publicaciones que abarcan desde artículos en revistas locales hasta escritos en medios internacionales, evidenciando la amplitud de sus intereses intelectuales y su influencia en diferentes esferas del pensamiento.

Además de sus publicaciones en periódicos y revistas, mostró un compromiso significativo con la vinculación entre la filosofía y las problemáticas sociales y políticas de su época. Un ejemplo destacado de este interés fue la redacción de un borrador para los lineamientos ideológicos del Partido Socialista Paraguayo (Dobrée, 2009; Cardozo, 2018). Este esfuerzo no solo refleja su capacidad de reflexión teórica, sino también su intención de incidir en el escenario político paraguayo. El contexto en el que desarrolló esta labor no era menos que desafiante: los años setenta, bajo la dictadura de Alfredo Stroessner, un régimen autoritario que limitaba severamente las libertades políticas y la organización de movimientos opositores. Según Cardozo (2018), los lineamientos elaborados por Dávalos evidenciaban una visión orientada a preparar una alternativa ideológica y estratégica para un Paraguay postdictadura, anticipando la caída del régimen. Sin embargo, este desenlace no se materializó en el tiempo previsto, ya que Stroessner se mantuvo en el poder hasta 1989, prolongando un sistema represivo que marcó profundamente la historia política, social y cultural del país.

En 1969, se encontraba en la etapa de redacción de lo que sería su primer libro, titulado La sociedad y las ideologías en el Paraguay (Gastdozentenakte_Davalos, s.f.)). Según Cardozo (2018), este libro representaba un ambicioso intento por desarrollar una historia social y filosófica del Paraguay, abordando de manera crítica las estructuras de desigualdad y explotación que caracterizaban al país. Durante ese periodo estaba profundamente influenciado por la obra de Rafael Barrett, cuya lectura motivó la elaboración del citado libro que, sin embargo, nunca fue publicado. Este interés en Barrett evidencia la intención de enraizar su análisis filosófico en las realidades sociales del Paraguay, a través de un enfoque crítico que desafiaba las interpretaciones convencionales de su tiempo. Además, el libro no publicado incluiría un extenso apartado dedicado al pensamiento de Eligio Ayala, con cuatro capítulos en los que sometía a un riguroso análisis su obra La cuestión social. En estos capítulos, al decir de Cardozo (2018), cuestionaba lo que consideraba un excesivo moralismo kantiano en Ayala, argumentando que la ética, por sí sola, era insuficiente para transformar las profundas desigualdades estructurales del Paraguay. El objetivo central de La sociedad y las ideologías en el Paraguay era, por tanto, denunciar la ideología conservadora dominante y las desigualdades sociales, que, según Dávalos (Cardozo, 2018), representaba un obstáculo para la modernización del país.

Cardozo (2018) relata que, tras concluir el manuscrito, estaba en proceso de prepararlo para su envío a la editorial Fondo de Cultura Económica en México, una de las más prestigiosas en el ámbito de las ciencias sociales y humanidades en América Latina. Sin embargo, su trágico fallecimiento en un accidente en Uruguay en 1973 truncó este proyecto, dejando a la obra como un testimonio inacabado de su compromiso intelectual y político. Este episodio, cargado de promesas no realizadas, ilustra el impacto que su prematura muerte tuvo sobre el pensamiento crítico paraguayo, privando al país de una voz que buscaba articular un proyecto de emancipación social desde una perspectiva filosófica y profundamente comprometida con las realidades nacionales.

Disputa: la “ardorosa polémica” y las objeciones de Vallejos

Dávalos se distinguió por su rigurosidad intelectual, su incisivo espíritu crítico y su capacidad para dialogar con las corrientes filosóficas contemporáneas, cualidades que lo posicionaron como un interlocutor relevante dentro de la intelectualidad paraguaya. Para él, era esencial leer la Fenomenología del espíritu de Hegel antes de abordar La ideología alemana de Marx (Cardozo, 2018), una afirmación que evidencia su compromiso con una lectura profunda y articulada de las grandes obras del pensamiento filosófico. Este enfoque lo llevó a conformar un grupo de reflexión de carácter reducido y selecto, integrado por destacados intelectuales paraguayos como José Carlos Rodríguez Alcalá, Osvaldo González Real, Lorenzo Livieres Banks y Juan Andrés Cardozo.

Sin embargo, esta misma actitud rigurosa, crítica e iconoclasta lo convirtió en una figura polémica. No dudó en confrontar y cuestionar a figuras que eran consideradas intocables dentro del panorama cultural e intelectual paraguayo, lo que le valió tanto admiración como fuertes críticos. Ejemplo de ello fue la polémica que sostuvo con Jorge Báez (h)[14], una de las voces destacadas de su tiempo, en torno a las bases teóricas de sus trabajos[15]. De igual manera, Roque Vallejos, poeta y escritor, expresó duras críticas hacia su enfoque y posiciones intelectuales, evidenciando el impacto y la controversia que generaban sus ideas en el ámbito académico y cultural.

Estas confrontaciones reflejan el carácter disruptivo del autor, ya que no buscaba adhesiones fáciles ni consensos superficiales, sino una confrontación abierta de ideas en la que primara la búsqueda de una comprensión más profunda de las problemáticas filosóficas y sociales. Su disposición a dialogar críticamente con las grandes corrientes de pensamiento y a enfrentar los desafíos intelectuales de su tiempo consolidaron su legado como una figura clave del pensamiento filosófico en Paraguay. Al mismo tiempo, subrayan las tensiones inherentes a su proyecto intelectual, en el cual la búsqueda de rigor teórico y compromiso social no siempre encontró el eco deseado en su entorno inmediato.

Entre mayo y junio de 1972, Dávalos protagonizó una “ardorosa polémica” con Jorge Báez (h), un destacado representante del ámbito intelectual paraguayo. Según relata Roque Vallejos (1973) en la Introducción a la Antología de la prosa paraguaya, la controversia alcanzó un tono personal y competitivo, hasta el punto de que “Dávalos, para hacer prevalecer su autoridad sobre el contendor, lo invitaba a pasar por su casa para cotejar con el susodicho Báez sus respectivos currículums”. Este episodio, descrito por Vallejos como “infantil”, no obstante, oculta una cuestión de fondo más relevante: las profundas diferencias ideológicas y conceptuales que separaban a ambos intelectuales.

En el centro de la disputa se encontraba la crítica al "arielismo", una corriente que fusionaba espiritualismo y modernismo, y que continuaba ejerciendo influencia en sectores del pensamiento paraguayo. Dávalos aborda con severidad las implicancias filosóficas y culturales del pensamiento de José Enrique Rodó, una de las figuras más influyentes del modernismo hispanoamericano. Para él, el arielismo había devenido en un soporte ideológico obsoleto, incapaz de responder a las complejas dinámicas sociales y políticas de su tiempo, puesto que desconoce “la tela dialéctica de que está hecha la historia” (Dávalos, 1968, p. 5). Estas posturas críticas encontraron una sólida expresión en ensayos como “Motivos de Rodó” (1967c) y “Schiller y Rodó (1968). Su análisis no se limita a cuestionar la vigencia del arielismo en el contexto latinoamericano, sino que también indaga en los fundamentos éticos y estéticos del ideario rodoniano, revelando sus limitaciones frente a los desafíos de una realidad social. Es así, que su postura crítica implicaba un rechazo al carácter conciliador y abstracto de esta corriente, su humanismo estético, que él percibía como un obstáculo para abordar los problemas de la relación del hombre con el mundo, en cuanto reforma social, política y moral. Teniendo en cuenta esto, lo más probable que Dávalos veía, en los escritos de Báez (h) de ese momento, una extensión del arielismo.

La polémica con Báez (h) también pone de manifiesto el carácter incisivo y combativo del autor, cuya inclinación por el debate directo y sin concesiones era una marca distintiva de su estilo intelectual. Más allá de los tintes anecdóticos que Vallejos subraya, la controversia refleja las tensiones inherentes a un campo intelectual en el que coexistían posiciones tradicionales y perspectivas renovadoras, con Dávalos ocupando un lugar destacado entre estas últimas. Su rechazo al "arielismo" no solo cuestionaba las bases ideológicas de ciertos discursos intelectuales, sino que también proponía la necesidad de una revisión profunda de las herramientas conceptuales con las que se abordaban las realidades del Paraguay contemporáneo.

Otro antecedente relevante de su polémica postura crítica puede rastrearse en su ensayo “Cecilio Báez como ideólogo”, publicado en 1967. En este trabajo, realiza un análisis profundo y riguroso del pensamiento del intelectual paraguayo, poniendo en tela de juicio la coherencia y las consecuencias de sus postulados teóricos e ideológicos. Al confrontar la imagen idealizada de Báez como un «gran intelectual» y figura prominente de la intelectualidad paraguaya, desmitifica su figura, subrayando las contradicciones inherentes a su discurso y cuestionando su relevancia en el marco de un análisis contemporáneo de las problemáticas nacionales. Esta actitud crítica, lejos de ser meramente académica, generó incomodidad entre los seguidores y descendientes de Cecilio Báez[16], quienes veían en sus escritos un cuestionamiento frontal a uno de los pilares del pensamiento paraguayo de principios del siglo XX. Sin embargo, para Dávalos, tales análisis eran necesarios para desentrañar las raíces ideológicas que perpetuaban estructuras de poder e influencia cultural anacrónicas, y para proponer alternativas intelectuales capaces de dialogar con las exigencias de su tiempo.

El apartado de Roque Vallejos en su Antología de la prosa paraguaya (1973) constituye una fuente fundamental para analizar las dinámicas y tensiones intelectuales de la época, con especial atención a la figura del filósofo paraguayo. En la sección titulada “Valoración histórico-social”, Vallejos ofrece una crítica incisiva a los estudios previos sobre la Generación del 900, destacando sus deficiencias metodológicas y analíticas. Según el autor, muchos de estos análisis carecen de una comprensión adecuada del contexto histórico, lo que genera interpretaciones que oscilan entre la idealización sentimentalista y un exceso de abstracción filosófica, alejadas de una evaluación rigurosa de la realidad social. Vallejos (1973) examina críticamente los trabajos de Justo Pastor Benítez, Raúl Amaral, Efraím Cardozo, Carlos R. Centurión, Arturo Bray y, en particular, Dávalos. Aunque reconoce la erudición y profundidad de este último, especialmente en su ensayo “Cecilio Báez como ideólogo”, señala que su enfoque resulta insuficiente para una militancia intelectual transformadora. Para Vallejos (1973), Dávalos cae en un academicismo abstracto que dificulta una valoración integral y contextualizada del pensamiento de la Generación del 900. Así, su crítica no solo evidencia las tensiones entre los intelectuales de la época, sino también el desafío de articular un pensamiento comprometido con las condiciones sociopolíticas del Paraguay.

En este sentido, Vallejos (1973) introduce la expresión “verborreico torrente filosofal” para cuestionar el exceso de abstracción en el análisis de Dávalos. Si bien reconoce el valor analítico de su estudio, lo considera inoperante. Según Vallejos, la obra del filósofo paraguayo, pese a su riqueza conceptual, carece de un vínculo efectivo con los problemas urgentes del país. La metáfora del “puñalcito en la calavera” ilustra, en su opinión, que el autor se enfoca en cuestiones superficiales sin abordar aspectos esenciales para la transformación social. De este modo, su pensamiento queda atrapado en un “bizantinismo conceptual”, caracterizado por debates excesivamente teóricos y desconectados de la realidad. Además, Vallejos (1973) lo acusa de mantener un “revolucionarismo chapado a la antigua”, sugiriendo que, a pesar de su actitud crítica, su propuesta carece de originalidad e impacto real en la sociedad paraguaya.

En la parte “Valoración estética de la Generación del 900”, Vallejos (1973) retoma su crítica, analizando nuevamente “Cecilio Báez como ideólogo”. Destaca que la afirmación más relevante se encuentra en el epílogo del ensayo, donde sostiene que el futuro del país depende de la investigación científica en la universidad: “Hoy en día, al viejo ideal aún perviviente debemos anteponerle un imperativo: para la totalidad planetaria y, desde luego, para el Paraguay, la hora actual exige la investigación científica, la cual debe concentrarse en la Universidad, su hogar por excelencia” (Dávalos, 1967b, p. 13, cursivas añadidas). Para Vallejos (1973), la afirmación de Dávalos sobre la necesidad de priorizar la investigación científica y la educación superior como bases del desarrollo nacional representa una postura políticamente arriesgada y relevante. Su planteamiento desafía el legado liberal-positivista de Cecilio Báez y su generación, marcando un quiebre con las perspectivas dominantes en el pensamiento paraguayo de principios del siglo XX. Sin embargo, Vallejos considera que, pese a su audacia crítica, las ideas del autor carecen de la originalidad y profundidad necesarias para generar un cambio sustancial en el panorama intelectual y político del Paraguay. Aunque válido, su énfasis en una universidad orientada a la investigación científica no representa un enfoque verdaderamente transformador ni responde a las problemáticas específicas del país. Para Vallejos, el pensamiento de Dávalos se inscribe dentro de un reformismo intelectual que no logra trascender los límites del discurso abstracto y cuyo impacto en el debate nacional resulta limitado al no desafiar las estructuras de poder y las dinámicas sociales predominantes.

Vallejos (1973) refuerza su crítica comparando las ideas de Dávalos con antecedentes históricos que, según él, ya habían planteado propuestas similares, tanto a nivel de la investigación científica, como su posición política socialista. Entre estos antecedentes, menciona a Antolín Irala, quien en 1903 abogó por una universidad orientada hacia la investigación científica y equipada con laboratorios, superando la mera transmisión dogmática de conocimientos. Esta postura, documentada en La República del Paraguay, impresiones y comentarios de Adolfo Posadas, establece un precedente que, según Vallejos (1973), Dávalos no logra superar ni renovar de manera significativa. De manera similar, Vallejos subraya que las inclinaciones socialistas del autor tampoco eran innovadoras dentro del contexto paraguayo. Como ejemplo, cita el opúsculo Nuevas ideas en nuestra política (1899) de Blas Garay, donde ya se vislumbraba la posibilidad de un régimen socialista para el Paraguay. Para reforzar este punto, Vallejos señala: “Saben que el Dr. Blas Garay, preconizó el advenimiento de un régimen socialista para nuestro país en el año 1899, es decir, 18 años antes de que se produzca la revolución mundial del 17” (1973).[17] Estas conexiones evidencian que Dávalos no logró formular un pensamiento genuinamente innovador ni pertinente a los desafíos específicos de su tiempo.

Vallejos (1973) también cuestiona la capacidad del autor para trascender el ámbito académico y conectar sus ideas con las bases sociales. Describe esta limitación como una paradoja: aunque Dávalos criticaba a figuras como Báez por su desvinculación de la realidad social, él mismo caía en una dinámica similar. En este sentido, el escritor afirma: “siempre desde el «gabinete docto» que el crítico a Báez, desde su misma atalaya intelectual, incapaz de «contagios» populares” (Vallejos, 1973). Esta observación subraya cómo el enfoque de Dávalos, centrado en el análisis académico y teórico, permanecía distante de los procesos políticos y culturales concretos del Paraguay. Su rigor intelectual y su espíritu crítico no lograban traducirse en una praxis que impactara de manera tangible en las estructuras sociales que intentaba analizar y transformar. Como resultado, las propuestas del filósofo paraguayo, aunque teóricamente relevantes, carecían de la capacidad transformadora que demandaba la compleja situación sociopolítica del Paraguay en su época. Este distanciamiento, según Vallejos, limita el legado práctico del pensamiento del autor y lo sitúa en un ámbito predominantemente académico, sin una incidencia real en los procesos de cambio social.

La crítica que el escritor dirige hacia Dávalos no puede comprenderse plenamente sin situarla en el contexto del cambio político que experimentó el propio Vallejos a principios de la década de 1970. Durante este periodo, Vallejos abandonó su inicial postura de izquierda para alinearse con el régimen stronista, una transformación que tuvo profundas implicancias en su labor intelectual y en su percepción de otros pensadores. Según Díaz Pérez (1980), este cambio político implicaba un alejamiento de los ideales revolucionarios para adoptar un discurso que buscaba congraciarse con la dictadura de Stroessner. Este giro ideológico, como señala Gamarra Doldán (2022), requería demostrar lealtad al régimen. Al respecto, expresa el escritor, “esa clase política le exigió pruebas de sumisión que lastimosamente las dio” (Gamarra Doldán, 2022). Prueba de este sometimiento intelectual se encuentra en la obra de Vallejos Stroessner. Caudillo de América, publicada en 1974. En el capítulo titulado “Stroessner: El primer intelectual del Paraguay contemporáneo”, Vallejos elabora una defensa exaltada del dictador, presentándolo como un líder visionario y moderno. Este texto se convierte en un ejemplo paradigmático del esfuerzo de Vallejos por legitimar al régimen stronista a través de su discurso. Aquí, Vallejos presenta una visión polarizada de los intelectuales paraguayos, dividiéndolos entre los "derrotistas y decadentes" que critican al país y la figura de Stroessner, quien encarna, según él, una inteligencia pragmática y constructiva. Esta descripción no sólo busca legitimar al dictador como un líder ilustrado, sino que también desprecia a quienes se atreven a criticar el régimen, etiquetándolos como inútiles e improductivos, y sin, lugar a dudas, Dávalos se encontraría entre ellos.

Vallejos refuerza su defensa de Stroessner atacando a los intelectuales críticos del régimen, especialmente a aquellos vinculados a la izquierda: “mientras los intelectualoides del radicalismo o de las trasnochadas izquierdas latinoamericanas se quejan de la importación de valores por falta de universidades autóctonas, Stroessner crea universidades nacionales” (Vallejos, 1974, p. 11-12). Al hacerlo, trivializa los cuestionamientos legítimos que estos sectores hacían sobre la falta de autonomía educativa y la dependencia de modelos extranjeros. El contraste que Vallejos establece entre los "intelectualoides" que se enfocan en las limitaciones del país y Stroessner como un transformador visionario refleja su esfuerzo por construir una narrativa en la que el dictador es el único actor capaz de superar los desafíos del Paraguay.

La postura de Vallejos hacia Dávalos, en este contexto, se convierte en una extensión de su esfuerzo por desacreditar cualquier visión crítica o alternativa que pudiera desafiar la narrativa oficial del régimen. Si bien el filósofo paraguayo es señalado por su enfoque académico y su falta de conexión con las masas, la crítica de Vallejos parece más una estrategia para alinearse con el discurso hegemónico que una evaluación objetiva de la obra del autor.[18] En última instancia, las palabras de Vallejos, aunque ofrecen una visión clara de su transformación ideológica, también revelan las tensiones y contradicciones de un intelectual que, en su afán por justificar al régimen, sacrifica una mirada más matizada y crítica de la realidad paraguaya.

Hasta este punto, es posible corroborar que la obra de Dávalos no pasó desapercibida en el panorama intelectual paraguayo. Si bien su impacto no se tradujo en una influencia cuantitativa amplia, su pensamiento logró generar incomodidad y polémica entre ciertos pensadores de la época. Este fenómeno pone de manifiesto la capacidad del filósofo paraguayo para cuestionar paradigmas establecidos y abordar problemáticas filosóficas desde perspectivas que desafiaban el consenso dominante. Las controversias surgidas alrededor de su obra no solo reflejan la profundidad de sus reflexiones, sino también el contexto intelectual y político en el que estas se inscribieron. Dichas polémicas constituyen una evidencia de la relevancia de su legado, no necesariamente por la cantidad de sus seguidores, sino por su habilidad para plantear debates significativos que todavía merecen un análisis exhaustivo en la actualidad.

Reflexiones finales

El presente trabajo tuvo como objetivo realizar una recuperación integral y crítica de la obra de Dávalos, con la intención de aportar elementos para la reconstrucción y reinterpretación de su pensamiento en el contexto de la filosofía paraguaya y latinoamericana. Para alcanzar dicho objetivo, se utilizó un enfoque interdisciplinario que integró el análisis documental y hermenéutico-crítico, recurriendo a fuentes como documentos, cartas, entrevistas y artículos escritos por el propio autor. En términos hermenéuticos, se llevó a cabo un análisis del contexto histórico y social en el que emergieron sus reflexiones, buscando identificar las influencias que moldearon su pensamiento y las tensiones conceptuales que enfrentó.

La investigación se estructuró en dos grandes secciones principales, cada uno dividido en subapartados que trazaron un recorrido meticuloso por los hitos fundamentales de su vida y obra. El primer apartado se enfocó en reconstruir su trayectoria académica, explorando desde sus inicios en el Colegio San José hasta su consolidación como un pensador destacado en la esfera intelectual, tanto nacional como internacional. Este recorrido incluyó su paso por las academias literarias paraguayas, su formación en Buenos Aires y sus tramas intelectuales en Alemania, donde sus estudios doctorales y posdoctorales marcaron un punto culminante en su desarrollo como filósofo. Este análisis permitió situarlo en el entramado de las corrientes filosóficas predominantes de su tiempo, destacando su conexión con la fenomenología, el existencialismo y el neo-hegelianismo de izquierda.

Por otro lado, el segundo apartado se centró en el análisis de sus obras y su impacto en la intelectualidad paraguaya. Se examinaron tanto sus textos más reconocidos como aquellos que han recibido escasa atención analítica, subrayando la necesidad de futuras investigaciones que completen el panorama de su legado. Además, se abordaron las polémicas que rodearon su pensamiento, destacándose las controversias con Jorge Báez (h) y las críticas de Roque Vallejos. Estas disputas reflejan el carácter disruptivo y provocador de su obra, que, aunque no logró un influjo cuantitativo significativo, generó incomodidad y debate en ciertos círculos intelectuales de su época.

En conclusión, esta investigación evidencia que la obra de Dávalos no pasó desapercibida, sino que dejó una huella cualitativa en el pensamiento paraguayo, al cuestionar paradigmas establecidos y abrir nuevos horizontes de reflexión filosófica. Su legado, aunque fragmentario, representa un desafío y una oportunidad para los estudios contemporáneos, invitando a seguir profundizando en su análisis desde perspectivas diversas. El recorrido aquí presentado no solo busca recuperar la figura de Dávalos como un referente esencial de la filosofía paraguaya, sino también posicionarlo dentro del diálogo más amplio de la historia intelectual latinoamericana. En este sentido, su obra no debe limitarse a una lectura estática, sino que debe reactivarse como un espacio fértil para pensar los desafíos culturales, políticos y sociales del presente.

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Sobre el autor:

Raúl Acevedo:  Docente e investigador de la Facultad de Filosofía, UNA. Director ejecutivo del Centro de Investigaciones en Filosofía y Ciencias Humanas (CIF). Miembro del comité editorial de la revista Apóstasis. Forma parte del Consejo editorial del Centro Latinoamericano de Pensamiento Crítico (CELAPEC,  México). Integrante de la Red Iberoamericana Foucault (España).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Anexo 1. Carta de Horst Baader a Rolf Kreibich solicitando la incorporación de Dávalos como docente invitado

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Anexo 2. Carta de Uwe Wessel a Juan Santiago Dávalos invitándolo oficialmente como profesor invitado

Texto, Carta

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Fuente: Freie Universität Berlin, Universitätsarchiv



[1] La idea del campo cultural post-47 fue sugerida por Mariano Montero. Agradecido con él por la sugerencia.

[2] Esta ya se encontraba activa desde 1911, pero en esos momentos, se dio una refundación.

[3] Dentro de los estudios sobre las tramas intelectuales y redes revisteriles, como señala Tarcus (2020), todavía existe un vasto campo por explorar en Paraguay. En este contexto, la Revista Pulso se presenta como un caso significativo. A través de su heterogeneidad de trabajos, esta publicación no solo articulaba los rasgos propios de dichas redes, sino que también dialogaba de manera directa con el problema del exilio paraguayo. En sus páginas convergían voces, perspectivas y experiencias que permitían visibilizar tanto las tensiones como las dinámicas propias de ese fenómeno, aportando elementos clave para comprender el papel de las revistas en la configuración del pensamiento crítico y la circulación de ideas en contextos de diáspora.

[4] Indudablemente, en este aspecto, aún se requiere una investigación más profunda sobre la experiencia de estadía como estudiante en Buenos Aires. Este tema plantea la necesidad de desarrollar un nuevo trabajo de investigación que permita abordar de manera detallada las particularidades, influencias y desafíos vividos durante ese período, así como su impacto en la trayectoria posterior.

[5] Es imprescindible mencionar al entrañable amigo de Dávalos, Lorenzo Livieres Banks, quien compartía su pasión por la filosofía y leía a Heidegger en su idioma original. Tal era su dedicación y comprensión de la obra del filósofo alemán, que llegó a traducir pasajes de Ser y tiempo, contribuyendo así a la difusión y estudio de este complejo texto en su círculo intelectual. Véase: Livieres Banks, 2005.

[6] Para una profundización de la obra de Irala Burgos, véase Revista Estudios Paraguayos, 2003.

[7] El repositorio es parte del fondo documental de la Cátedra Ferrater Mora de Pensament Contemporani de la Universitat de Girona, donde se conserva la biblioteca personal y correspondencia privadas del autor.

[8] En otro trabajo de investigación se profundizará en la relación de Dávalos con los hegelianos argentinos. Para acercarse a este aspecto, es útil revisar los trabajos publicados en el Suplemento Cultural de ABC. En particular, se pueden consultar los siguientes trabajos de Dávalos: 1969a, 1969b y 1969c. Estos textos ofrecen un panorama sobre la influencia y el intercambio intelectual entre Dávalos y el movimiento hegeliano en Argentina durante ese período, brindando claves para comprender la evolución de sus ideas filosóficas en relación con este grupo de pensadores.

 

[9] Lo más probable es que Dávalos haya utilizado la edición original de 1848, publicado por Les Editions Nagel, con el título Sens et non-sens. Puesto que la traducción al español, se realizó en 1977, traducido por Narcís Comadira, por la editorial Península, con el título Sentido y sinsentido. Véase: Merleau-Ponty, 1948, 1977.

[10] Dicho trabajo ha sido mencionado en diversos estudios de autores contemporáneos, como se observa en las publicaciones de los filósofos José Manuel Silvero y Cristian Andino. Estos trabajos han hecho referencia a la relevancia del enfoque y las ideas de Dávalos, consolidando su impacto en la reflexión filosófica contemporánea. Para profundizar en este aspecto. Véase Silvero (2011, 2014), Andino (2013, 2017, 2019), y Silvero y Andino (2022).

[11] La cuestión de la historia en Dávalos, ha sido trabajado por Sergio Cáceres, atendiendo las propuestas locales de filosofía de la historia. Véase: Cáceres (2008, 2011)

[12] El trabajo de Patricio Dobrée, “Teorías de la modernización en el Paraguay de los años sesenta. El caso Dávalos” es un aporte importante sobre el trabajo del filósofo paraguayo. Véase: Dobrée, 2009.

[13] Graziella Corvalán y Bartomeu Melià abordaron con profundidad la cuestión de la lengua en Paraguay, destacándose como figuras clave en este campo de estudio. Ambos investigadores supieron valerse de los aportes realizados por Juan Santiago Dávalos y Lorenzo Livieres Banks, cuya obra fue fundamental para enriquecer sus análisis lingüísticos y socioculturales. Los trabajos de Corvalán (1985) y Melià (2013) evidencian la influencia de las reflexiones de Dávalos y Livieres sobre la lengua, especialmente en lo que respecta a su dimensión histórica, social y cultural en el contexto paraguayo.

[14] Jorge Báez Roa (1937-2016), hijo de Jorge Báez Samudio.

[15] No se posee mucha información sobre la polémica, más allá de los datos de Vallejos.

[16] Baste recordar que Jorge Báez (h) es familiar de Cecilio Báez, lo que hace sospechar, que antes que una cuestión intelectual, lo que estaba sobre la mesa era la desmitificación del eminente liberal y positivista paraguayo.

[17] Estos argumentos serán utilizados mucho tiempo después por Jorge Báez (h), en las primeras páginas de su libro De la esperanza a la razón. Véase, Báez Roa, 1983.

[18] La crítica realizada por Vallejos adolece de simplismo, comparaciones desactualizadas y una lectura superficial de los escritos de Dávalos. En un futuro trabajo de investigación se profundizará en la función del intelectual y el rol de las universidades en el país, analizados desde el prisma del filósofo paraguayo, con el objetivo de clarificar su perspectiva.